El arco del triunfo

“El amor familiar es un revoltijo de engaños, mentiras y disimulos. Pero es amor”

(Una mujer y un hombre, ambos alrededor de los sesenta años. Clase media. Evidencian ansiedad de espera).

MADRE: Hace rato que debería estar aquí.
PADRE (mira televisión): No seas impaciente
MADRE: Vos ahí, tan tranquilo (observa la pantalla) ¿Dieron alguna noticia sobre un accidente aéreo?
PADRE: No seas tonta. Ç

MADRE (ordena lo que ya ha sido ordenado. Se detiene frente a una lámpara cuya pantalla está inclinada): Podríamos haberla arreglado (chasquea la lengua) No te costaba nada llevarla acá a la vuelta… (sugerente) En uno de tus trámites… ¿Compraste la cerveza que  le gusta a Tincho?
PADRE: Sí, ya te dije que la puse en la heladera para que esté bien fría. ¿Cuántas veces me lo vas a preguntar? Media docena de botellas… (mira el televisor) Asesinaron otro pibe, qué barbaridad
MADRE: ¿Chico o grande?
PADRE: Pibito, de ocho añ…
MADRE (impaciente) El tamaño de las botellas
PADRE: Chi… normales. Si hacen falta más compramos.

(Suena el timbre. Madre se abalanza a abrir. Entra Tincho, treinta y cinco años, bien vestido. Porta dos valijas elegantes. Se abrazan y se besan emocionados, muy afectuosamente).

MADRE: Estás más flaco, hijo. Parece que los franceses no te dan de comer.
PADRE: A lo mejor son las francesas que lo tienen a maltraer.
TINCHO (IMPORTANTE: habla en un castellano con contaminación francesa que a  medida que avanza la obra irá aporteñándose): En cambio vos, viejita, estás más linda que cuando me fui. Y vos, padre, también se te ve muy bien.
PADRE (serio): No te guíes por las apariencias…
MADRE: Sentate, que debés estar cansado por el viaje.
TINCHO: Un … (no encuentra la palabra en castellano)
en Ezeiza…
PADRE (intenta ayudar) Avión (Tincho niega con la cabeza)
TINCHO: No, qui…
MADRE: Química…
TINCHO: Kilombo, eso, kilombo… no salía nunca. Cuando me fui   había huelga de pilotos y ahora huelga de no sé qué, de seguridad creo. Una cosa de locos. Este país no se compone más.
PADRE: Las cosas están mejor que cuando te fuiste
MADRE (enfática) Mucho mejor
PADRE: ¿Querés una cervecita?
TINCHO:  Después, ahora voy a llevar les valises a mi cuarto.
MADRE (bromista):  ¿Escuchaste, viejo? ¡Cómo aprendió francés!
TINCHO (sale con las valijas y después se asoma por la puerta, contento): ¡ Mi cuarto está igual que cuando me fui! (vuelve a desaparecer)
MADRE: Si te fijás bien, arriba de la mesa de luz está tu carnet del club, tal como lo dejaste (MADRE y PADRE se abrazan, conmovidos).
PADRE: El tiempo va a pasar volando.
MADRE: Volando.
PADRE (cómplice) Acordate de lo que te dije.
TINCHO (regresa): Ya está , a ver la cervecita.
PADRE (le sirve): La que a vos te gusta.
TINCHO:  Allá tomamos unas cervezas buenísimas.
PADRE: ¿Mejores que las de acá?
TINCHO: Con el asunto de la Comunidad te empinas cervezas alemanas, suecas, las que se te antojen. La Kronembourg francesa es excelente pero aunque no lo crean las holandesas son las mejores, la Amstel sobre todo (bebe un sorbo y deja el vaso sobre la mesa).
MADRE: La princesa es argentina, siempre viene al sur.
TINCHO: ¿Quién?
MADRE (orgullosa): Máxima, la princesa (duda, a PADRE) ¿De dónde es princesa?
PADRE: De Holanda, vieja. ¿No estábamos hablando de Holanda?
TINCHO: Es un país que vive bajo el nivel del mar, imagínate entonces que además de saber hacer cervezas saben hacer diques.
MADRE: Un poquito se te pegó el franchute
PADRE: ¿Y Emilia? ¿Cómo está Emilia?
TINCHO: ¿Recibieron el mail donde ella les contaba por qué no podía viajar?
PADRE: Por trabajo.
TINCHO: Allá si trabajas bien, si eres responsable, progresas, no como aquí que no existe el reconocimiento al mérito sino que lo que vale es el acomodo. Y ella está trabajando en una empresa muy importante, una constructora internacional, y su jefe la valora mucho y tiene futuro.
PADRE: En el mail Emilia nos contó que es un inglés muy distinguido, muy rico…
TINCHO: Norteamericano.   
PADRE: Eso, norteamericano.
MADRE: Qué suerte que les va bien allá, hijo, aunque aquí las cosas están mejor.
PADRE: Ya lo dijiste,  vieja.
MADRE: Pronto vamos a tener el tren bala.
PADRE: No, lo del tren bala ya pasó.
MADRE: El metro bús…
PADRE: ¿Allá no hay crisis?
TINCHO: En Francia no, en Alemania tampoco, en los demás países sí, en Grecia, en España… Los europeos dicen que están en crisis, no tienen ni idea de lo que es una crisis, ¿se acuerdan del 2001?, aquello sí que fue una crisis.
PADRE (compungido) Los tiros, los muertos, la miseria, los saqueos
MADRE: No hay mal que por bien no venga, si no hubiera pasado todo eso no se te hubiera ocurrido escribirle a mi primo Ramón y pedirle que te diera una mano y estarías en un puestito aquí ganando una miseria.
TINCHO (amargo) Vos lo escribiste, no yo… No me hagás acordar de tu primo Ramón, el que según vos me iba a recibir y ayudarme a instalarme allá
MADRE (amoscada) Fue muy raro lo que pasó… Porque todos decían que estaba muy bien en Francia, que le iba bien, él me contestó que te iba a buscar al aeropuerto… TINCHO (irónico, rabioso) En eso no mintió, me fue a buscar, me llevó al bar del aeropuerto, tomamos un trago que pagué yo, y me contó lo mal que le iba, lo enferma que estaba su mujer, acababan de despedirlo de su trabajo… No lo ví nunca más
MADRE: Era muy bueno, muy divertido, cuando éramos chicos jugábamos juntos y me hacía reír (lo cuenta con una pizca de erotismo, rememorando buenos tiempos)
TINCHO: Me contó que a vos no te veía desde que tenían diez años, no se acordaba de tu nombre
PADRE: Hay que reconocer que ese mentiroso te ayudó a animarte
TINCHO:  Nunca pude precisar si lo del viaje se me ocurrió a mí o si se les ocurrió a ustedes (A MADRE) Desde que era muy pibe vos me insistías que estabas segura de que yo iba a triunfar en Europa o en los Estados Unidos
MADRE (luminosa) ¡Y se cumplió! ¿Acaso no triunfaste? Todas las noches rezo tres padrenuestros para que a Emilia y a vos les vaya muy bien allá, pero también rezo tres avemarías para que les vaya mal así vuelven y estamos juntos otra vez (risas).
TINCHO (bromista) ¡Que los especialistas dejen de romperse la cabeza pensando en las causas de la crisis! (señalándola, cómico) ¡Aquí está la culpable! (ríen)
 PADRE (serio): ¿Estás contento allá, Tincho?
TINCHO: Sí, papá, estoy contento, nos va bien, una vez más Alemania y Francia les van a imponer su ley a los demás países de la Comunidad. Y seguramente se van a unir a China. Lo que no sé es qué destino le queda a éste país
PADRE: Nuestro país, Tincho, es nuestro país


           
(TINCHO, MADRE, PADRE y ANIBAL , un muchacho extrovertido, gordo, vestido con la camiseta de Boca).

ANÍBAL (entra, se abrazan vigorosamente con TINCHO): ¿Como estás, hijo de puta? (a MADRE) Perdón, señora.
MADRE (cordial): Nunca entendí la necesidad de decir malas palabras. ¿No te parece que está más flaco?
ANIBAL: Está fachero como siempre, siempre fue el más ganador de la barra.
TINCHO (halagado): No seas mentiroso, Aníbal,  a vos no te iba mal tampoco (refiriéndose con alegría a la camiseta de Boca). Te viniste con la gloriosa.
ANÍBAL: ¿Cómo querías que viniera a verte?
TINCHO: Gracias por la que me mandaste. La que llevé ya estaba desteñida.
 ANIBAL: Eras imbatible con las minas¿Te acordás de la Norita? Siempre estuvo chiflada por vos y parece que siguió estándolo después que te fuiste. Viajó a no sé donde, hace mucho que no se la ve.
PADRE: Los dejamos solos para que puedan ponerse al día (a Aníbal) Contale lo bien que te va (salen)
ANIBAL: No sabés cómo me acordé de vos en estos cinco años.
TINCHO: Fueron más, gordo.
ANIBAL: ¿Tanto, che? Hay días en que me reproché tanto no haberme animado. Siempre admiré el coraje que tuviste.
TINCHO: Estabas de novio, tu vieja no andaba bien de salud…
ANIBAL: No, Tincho, fue una cuestión de pelotas y vos las tuviste. La verdad es que no me animé. Los dos teníamos los mismos motivos para irnos, a los dos nos iba mal, muy mal.
TINCHO:  ¡Qué desastre!, ¿te acordás?, no teníamos argent (aryant),  plata, ni para tomarnos una birra. Lo único que hacíamos era putear a Menem, a Duhalde, a de la Rúa…
ANIBAL: También a Dios, a Dios lo puteamos mucho (ríen).


(TINCHO, MADRE Y PADRE)

TINCHO: A mi empresa la va a beneficiar el aumento del precio del petróleo. Que va a seguir aumentando porque cada vez hay menos reservas y la tragedia de Fukushima va a retardar su remplazo por la energía nuclear
MADRE: ¿Qué tenés que ver vos con el petróleo? ¿Vos no te ocupás de computadoras y esas cosas?
TINCHO: Telemática (algo infatuado) En este mundo globalizado está todo relacionado, las grandes empresas ya no se ocupan más de un solo rubro, apuestan a varios y se asocian entre sí, entonces tenés a Shell o a Exxon que tienen intereses en el mercado informático. En la última reunión internacional en Tokio mi vecino de asiento era un representante de la Repsol española
PADRE: Los sinvergüenzas se quedaron con YPF por tres mangos. Después dicen que los gallegos son tontos.
TINCHO (abre un maletín):  Les traje regalos, me hubiera gustado traerles algo mejor pero venía con las maletas, digo las valijas, muy pesadas porque traigo material para hacer contactos con algunas empresas de aquí, pero sin muchas esperanzas porque allá los yanquis dicen que no hay seguridad jurídica, que hay corrupción… Para tí mamá, esto (le muestra un collar de perlas),  son tailandesas, las mejores. Y para vos, viejo, un celular de estos modernos (apreta un botón y suena una musiquita) Podés tomar fotos, enviar mensajes de texto…
(TINCHO VA APORTEÑANDO SU HABLA)
PADRE: Yo no uso celular, vos sabés lo caras que son las comunicaciones en Argentina, hasta tuvimos que
restringir el teléfono común.
MADRE (observa el collar): Es precioso. No deberías de haberte molestado, para qué te pusiste en gastos.
(PADRE HACE UNA MUECA DE DOLOR Y SE SIENTA)
TINCHO (alarmado) Viejo ¿qué sucede?
PADRE: No te preocupes, me pasa seguido
MADRE (reprochante): Lo que pasa es que anda de un lado para otro como si fuera un pibe, hace cosas que no tendría que hacer y ya tiene sus años
TINCHO: Te traigo un vaso de agua (SALE Y VUELVE  CON EL VASO)
PADRE (bebe): Gracias, hijo, gracias… ya pasó
MADRE (no le ha dado mucha importancia al problema, probándose el collar delante del espejo): Viejo, ahora me vas a tener que llevar a pasear a un lugar elegante (ríen).
TINCHO: ¿Siguen yendo a Ensenada los fines de semana?.
PADRE (serio): No todos, lo más seguido que podemos.
TINCHO (intrigado): ¿Qué hay allí?.
PADRE (evasiva): Es bonito, no es Versalles pero es bonito.
MADRE (como al pasar): Es horrible.
PADRE (cambia de tema, alegre) ¿Te acordás cuando cantábamos juntos? (comienza a entonar un tango y hace señas a TINCHO para que se sume  Éste al principio se niega, cohibido pero luego canta con Padre. En un momento se detiene)
TINCHO: Me olvidé la letra.
PADRE (sorpendido) ¿Te olvidaste…? Pero si la cantamos muchas veces (le da el pie para continuar. TINCHO lo intenta pero luego desiste)
TINCHO (algo compungido) No hay caso, no me la acuerdo, son muchos años.



(TINCHO Y ANÍBAL)

TINCHO: ¿Te acordás cuando yo te decía que iba a tener un Chevy preparado para correr carreras?
ANIBAL: Yo un Torino, porque mi viejo decía que los Torino siempre le rompían el culo a los Chevys
TINCHO: Tu viejo no entendía nada.
ANIBAL: ¿Ah, no? ¿No te acordás que él corrió en turismo carretera?
TINCHO: De acompañante.
ANÍBAL (alegre): Vos decías eso y nos agarrábamos a las trompadas, una vez me aflojaste un diente, todavía lo tengo flojo, tocá.
TINCHO (toca): Jodete, te lo habrás merecido por hincha pelotas, siempre fuiste muy hincha pelotas…
ANÍBAL (bromista): Todavía estoy a tiempo de devolvértela, no te hagás el guapo conmigo.
TINCHO: Estábamos convencidos de que no íbamos a tener auto en la puta vida.
ANÍBAL: Eramos pobres y costaban un huevo. Siguen costando dos huevos.
TINCHO: Y los tuyos estaban arruinados de tanto sobártelos (hace el ademán de rascarse los testículos), dale que dale.
ANÍBAL: No te mandés la parte que vos eras el campeón de la… (hace ademán de masturbarse). ¿O no te acordás de los pelos que te salieron en las manos? (automáticamente TINCHO se mira las manos. Después ambos ríen fuerte) Le afanábamos guita a los viejos y comprábamos rifas de autos, todas truchas. Siempre sorteaban el mismo auto, le cambiaban el color…
TINCHO: ¿Te acordás que planeamos afanar uno?
ANIBAL (serio): Casi lo hicimos.
TINCHO: Aflojaste a último momento.
ANÍBAL: Es cierto… Hoy estaríamos en cana.
TINCHO: Todo eso por conseguir minas, estábamos desesperados por conseguir minas (se miran serios, como no sabiendo si deben decir algo) Casi nos …
ANÍBAL: … nos matan. Culpa de la Colorada.
TINCHO: ¡Qué buena que estaba!
ANÍBAL: Nos metimos en el Partido como quien entra en un club de barrio.
TINCHO: Para conseguir minas, y no nos fue mal en eso, buena cosecha.
ANÍBAL: Llevábamos y traíamos paquetes y nunca preguntamos que había adentro.
TINCHO: Siempre fuimos medio pelotudos.
ANÍBAL: ¡Qué fea que se puso la cosa después!, yo no dormí de noche un montón de tiempo 
TINCHO: ¿Supiste algo de la Colorada?
ANÍBAL (COMPUNGIDO) No…

 


(TINCHO, MADRE Y PADRE)

TINCHO: ¿Saben que Raúl hace mucho que no me escribe? Al final me harté y yo también dejé de escribirle.
PADRE: Vos sabés como es tu hermano
MADRE: El siempre te tuvo un poquito de celos porque vos eras el hermano exitoso, el que estudió.
PADRE: Está en Mendoza, te lo escribimos.
TINCHO: El vago se ubicó bastante bien.
PADRE: Un día se levantó, se vistió y nos dijo ‘voy a hacer un curso de enólogo’ (ríen) Nosotros no sabíamos qué quería decir eso. Tuvimos que consultar con el diccionario.
TINCHO: No se lo podía sacar de la cama hasta el mediodía. Se rascaba los huevos todo el día y cuando llegaba la noche decía “chau” y se iba de joda con su amigo Lucho y volvía en pedo a la madrugada (sin alegría) Yo tuve que hacerme cargo del papel de hijo en quien se podían depositar esperanzas, el que tenía que estudiar y tener éxito… (triste) Una condena…De tanto ponerse en pedo a  Raúl le habrá salido el interés por la enología.
MADRE: Vos sabés que siempre fue muy simpático y comprador, en eso te ganaba.
TINCHO: Siempre fue mas pintón que yo
MADRE: La cuestión es que empezó a trabajar de pinche en una bodega. Y el dueño le tomó simpatía y ahora ascendió y tiene un autito y una casita.
TINCHO: Ustedes me convencieron de que a él le iba a ir mal porque no estudiaba, iba a ser siempre pobre, en cambio mi futuro era luminoso porque iba a esa academia que quedaba a la vuelta de casa.
MADRE: En casa teníamos el ejemplo de tu padre que no quiso estudiar y eso…
PADRE (interrumpe, amoscado): No pude estudiar, ¿cuándo lo vas a entender?, en casa éramos pobres, pobres de verdad, y tuve que trabajar desde pibe.
MADRE: A mi hermano le fue bien, más que bien, y no nació en cuna de oro, precisamente.
PADRE (enojado) ¿Tu hermano? Es un contrabandista.
MADRE ( a TINCHO) No le hagas caso, es un envidioso, tiene una empresa de importación y no sé qué. Le ofreció a tu padre que fuera a trabajar con él y el señorito no quiso.
PADRE: Va a terminar preso, si hay justicia en este país va a terminar preso… Y algo de justicia hay porque Martínez de Hoz está preso.
MADRE: En su casa, imaginate lo que debe sufrir el pobrecito.
TINCHO (bromista) Nuestro país, viejo
PADRE (hace eco) Nuestro país
MADRE: Hubiéramos vivido mejor, nos hubiéramos dado más gustos.
PADRE (herido): ¿Cuándo te faltó algo, eh?
TINCHO (intercediendo) Bueno, che, si se van a pelear agarro las maletas… las valijas y me vuelvo a París (el clima se serena) ¿Lo ven seguido?
MADRE: ¿A tu tío?
TINCHO: A Raúl.
MADRE (incómoda): No… vive lejos
PADRE (cambia de tema): Hablando de Mendoza parece que los vinos argentinos son muy buenos y los piden en todo el mundo.
TINCHO: Allá no se los ve mucho, lo que pasa es que Francia hace los mejores vinos del mundo y en el super de la esquina tenés un “Chateau Lafitte” (Sható Lafit)…
MADRE (insistente): Dicen que los nuestros son tan buenos como los franceses.
TINCHO (bromista, le hace cosquillas a MADRE): Sobretodo los que hace Raúl, ¿no es cierto? Confesá que siempre fue tu hijo preferido.
MADRE (riendo): No seas pavote, nos ocupamos de él porque era más limitado, sabíamos que la vida le iba a ser muy difícil, teníamos que ayudarlo… ¡se me va a pasar el arroz! (sale de prisa).
TINCHO (toma cerveza, la degusta. A PADRE): Se parece a la Lager (Leiguer), tiene mucho cuerpo (chocan los vasos) 

 


(TINCHO Y ANÍBAL)

ANIBAL: ¿Y el “RC…” no sé cuanto?
TINCHO: “Peugeot RCZ”
ANIBAL: Un autazo.
TINCHO: Una coupé sport, carrocería de aleación de aluminio con fibra de carbono, motor 16 válvulas, 200 caballos…un cochazo, gordo,  no es un Audi pero… además contamina menos que los otros coches. En Francia están muy preocupados por el cuidado del planeta.
ANIBAL: Acá tenemos tantas cosas para preocuparnos, Tincho, que lo único que nos faltaría es preocuparnos por el planeta (risas)
TINCHO: Allá las autopistas son buenísimas, entonces lo pongo …
ANIBAL (bromista): No me digas que  se la ponés al erre no sé cuánto
TINCHO: No seas boludo, quiero decir que lo levanto a… 
ANIBAL: ¿Ves? Lo que yo te decía
TINCHO (juguetón): Te voy a cagar a trompadas como me sigas jodiendo.
ANIBAL (idem): Mirá como tiemblo. Dale,  seguí con lo de las autopistas.
TINCHO: Allá son muy buenas y podés ir a la velocidad que se te antoje. Ciento ochenta de promedio.
ANIBAL: Acá no hay el …. ¿cuál era la marca?
 TINCHO: El de aquí es un mercado chico. En gente y en poder adquisitivo.
ANIBAL: Yo también me compré  un Peugeot (jocoso)  igual que vos, así que no vengas a mandarte la parte,  un 504 del 97, me lo vendió un tío mío, viejito, Marcelo, el que tenía una ferretería, ¿te acordás?, me lo regaló casi, hacía cinco años que no lo sacaba del garage… (cambia de tema) claro que si lo levanto a cientosesenta como el tuyo…
TINCHO (habla encima) Ciento ochenta…
ANÍBAL: …se desarma, explota, pum, y los pedazos lloverían sobre la ciudad (ríen, luego muy formal) Tincho, si en estos días necesitás el mío para algo y no te da vergüenza de andar en él, está a tu disposición para lo que quieras (busca las llaves en el bolsillo) Tomá, tenelas.
TINCHO (las rechaza): Gracias, si lo necesito te lo pido (algo conmovido) ¿Sabés? Este gesto que acabás de tener allá es impensable, allá son mas distantes, no te invitan a sus casas por nada del mundo, su intimidad es sagrada
ANIBAL: Es que se deben de haber dado cuenta de que sos medio chorro. ¿Te acordás cuando le afanábamos alfajores al del kiosco de la avenida? (ríen).
TINCHO: ¡Cómo nos divertíamos, Aníbal!

 


(TINCHO, MADRE Y PADRE)

TINCHO (enternecido):  Anoche soñé con Raúl, éramos pibes y nos íbamos al cine juntos, nos reíamos mucho. Me gustaría llamarlo por teléfono (se dirige hacia el teléfono. A PADRE) ¿Me das su número, por favor?
PADRE (vacila, incómodo): ¿Su número? No lo sé, no me acuerdo…(llama) ¡Vieja! (entra MADRE) ¿Te acordás del teléfono de Raúl?
MADRE (incómoda): ¿De…? No lo… Tendría que buscar en una agenda vieja
(TINCHO los mira sorprendido)

 


(TINCHO Y ANÍBAL)

TINCHO: Por lo que me cuentan  los viejos parece que te está yendo bien.
ANIBAL: No sé si de tanto putearlo al de arriba decidió darme una manito. Cuando parecía todo perdido, ¿te acordás que la empresa estaba a punto de quebrar?, resulta que el trompa enganchó un negocio con el Estado, por fin se avivó, provisión de netbooks para escuelas pobres de Catamarca, adjudicación directa, y las cosas se reencaminaron. A mí me ascendieron, ¿te acordás de García, aquel que tenía la orejas como Dumbo?
TINCHO: El gerente operativo que nos rigoreaba todo el tiempo, cómo no me voy a acordar de semejante hijo de puta.
ANIBAL: El también se fue del país, no sé adónde, a Méjico creo, y entonces me dieron su puesto (le alcanza una tarjeta).
TINCHO (lee):  ¡Aníbal Tettamanti, gerente operativo! Te felicito.
ANIBAL: Y ahora al trompa se le dio por fabricar tablets … ¿sabés lo que son? Son esos…
TINCHO (cortante): Sé lo que es una tab, Tincho.
ANIBAL: Bueno, che, no te ofendas, seguís siendo el mismo leche hervida de siempre, qué lo parió … Lo de fabricar… sabés que aquí le llamamos “fabricar”a armar lo que viene de China allá en la Patagonia, donde no se pagan impuestos y donde nadie… bueno, ya sabés, y parece que me van a dar la dirección del proyecto…pero lo mío no tiene comparación con lo tuyo allá, una empresa francesa fundada por un chabón argentino, ¡y nada menos que en París!
TINCHO: No te creas que es mucho mérito,  allá es otra cosa, en cuanto hacés pie se te abren muchas posibilidades, hay crédito a tasas bajas …
ANIBAL: Así que le pusiste “La Pampa” a tu empresa…
TINCHO (sorprendido): ¿Cómo sabes que se llama así?
ANIBAL: Porque se lo contaste a tus padres, cómo lo voy  saber, ellos siempre me tienen al tanto de tus mails. También me cuentan tus llamadas de los domingos.
TINCHO: El único día en que me libero algo, no mucho, de las obligaciones de la empresa y tengo la cabeza más despejada.
ANIBAL: Sos grande, Tincho, ¿cómo es París?
 TINCHO: ¿París? (iluminado) ¡La Cité Lumiére! (la cité liumier) Es maravillosa, sentarse en la vereda de un bistró del “Quartier Latin” (cartié latén) a tomar un café y leer “Le Monde”, Le Marais (le maré) el barrio más elegante del mundo, caminar hasta el Arco de Triunfo que mandó construir Napoleón para simbolizar la grandeza de Francia
ANIBAL: Todo eso lo contás en tus mails
TINCHO: Y los alrededores de París son encantadores, el castillo de Chantilly, por ejemplo
ANíBAL: ¿Cómo la crema?
TINCHO: Como la crema
ANIBAL: La habrán inventado allí… ¿Y las minas?
TINCHO (entusiasmado) ¡Las más lindas del mundo, sin duda, todas parecen salidas de una revista de modas! Pero difíciles, gordo, muy difíciles, coger con alguien que no sea tu esposa en París no es pecado, ¡es un milagro! (ríen)

 


(TINCHO leyendo en un sillón.  Entra NORITA, una mujer muy bella, algo provocativa. Su tono tendrá siempre una pizca de ironía. Al percatarse de su presencia TINCHO respinga).

TINCHO (después de algunos segundos la reconoce): ¡Norita! ¡Qué sorpresa!
NORITA: Tuve miedo de que no me reconocieras (se abrazan y besan con afecto).
TINCHO: ¡Qué bonita que estás!
NORITA (coqueta): Antes era fea, eso querés decir
TINCHO: Nunca pensé eso
NORITA: Vos tampoco estás mal. A ver mirame a los ojos. Hum, se ve que te han pasado muchas cosas, estás un poco más sabio.
TINCHO: Mis padres acaban de salir. ¿Te encontraste con ellos?
NORITA: No
TINCHO (algo sorprendido):  ¿Cómo entraste?
NORITA (evasiva): Te vas pronto, siempre te estás yendo
TINCHO: No tuve más noticias tuyas, no tenía tu correo electrónico…
NORITA (sugerente) Yo sí supe de vos.
TINCHO: ¿Te casaste con Beto?
NORITA: No, creí que lo sabías.
TINCHO: ¿Qué pasó?
NORITA (sugerente): ¿No te imaginás lo que pasó? (pausa) Después de cuatro años de noviazgo me convencí de que no lo amaba. Al menos no lo amaba como amaba a otro.
TINCHO (incómodo): Era un buen muchacho.
NORITA: Muy buen muchacho, mejor que vos seguro.
TINCHO (evasivo): ¿Tomás una cerveza?
NORITA (lo retiene y lo acaricia): ¿Sabés cómo te llamás? Tincho el huidizo. O Tincho el cobarde.
TINCHO: Beto era mi amigo, jugábamos en el mismo equipo. Además me hizo un lugar en su casa cuando las cosas se pusieron feas para mí…
NORITA (hiriente): Te casaste con una pobre chica a la que nunca amaste. Yo por lo menos tuve el coraje de no hacerlo con Beto.
TINCHO (se desprende, sale y vuelve con dos cervezas. Las sirve): Debo confesarte que no esperaba esto.
(Se hace un silencio cargado)

 


(TINCHO y PADRE)

TINCHO: Mamá me dijo que ella también trabaja.
PADRE: Cuida a una anciana y le pagan por eso. No es muy agradable porque se hace encima y hay que cambiarle los pañales…Cosas de viejos que ya nos van a tocar a nosotros también. Además vive en Quilmes, un poco lejos, dos colectivos y una hora y media de viaje.  Pero vos sabés el espíritu que tiene la vieja. No te imaginás lo contenta que estaba con tu regreso.
TINCHO: De haber sabido les hubiera mandado dinero. PADRE (firma): No nos vas a mandar nada. Si siempre nos pudimos arreglar nos vamos a seguir arreglando.
TINCHO: Hasta ahora todo lo que gané lo invertí en la empresa.
PADRE: Tuvimos plata para criarte, para mandarte al colegio y para que estudiaras. Y la vamos a seguir teniendo. En la Argentina de hoy nadie se muere de hambre (tierno) ¿No es un buen momento para que vuelvas?
TINCHO: No, viejo, las empresas que puedan capear el temporal mundial después van a estar mejor que nunca. Yo estoy buscando algún socio chino. Esos se van a llevar el pozo.
PADRE (admirativo) Los chinos potencia mundial, quién lo hubiera dicho…
TINCHO: Nunca voy a olvidar los sacrificios que ustedes hicieron para que pudiera estudiar. Vos tenías dos conchabos, ponías el despertador a las cinco de la mañana, te ibas cuando todavía era de noche.
PADRE: Siempre nos respondiste siendo un muy buen alumno. Aquí está la foto de cuando te graduaste, mirá, y allá tu título (señala un diploma pequeño, poco relevante, enmarcado, muy visible sobre una mesa) “Técnico en computación”. ¿Lo que estudiaste aquí te sirvió allá?.
TINCHO: Seguro que sí, si no no me hubiera ido cómo me fue. Para algo sirvió que te despertaras antes que los gallos.
PADRE: ¿Qué es eso de no sé qué de Nanterre (Nanter)?. Lo pusiste en uno de tus mails. ¿Sabés? Tu madre los imprime y los guarda. Los tiene todos guardados, desde el primero.
TINCHO: Es un pueblo de los alrededores de Paris, allí compramos una granja para pasar los fines de semana. Paris es maravillosa pero te obliga a una vida muy intensa.

 


(TINCHO Y ANÍBAL)

ANIBAL: ¿Cómo hacés para vivir sin ver a Boca? Vos, que te ganaste la medalla al más bostero de los bosteros…
TINCHO: Uno se acostumbra. Además por internet te informás de todo y a veces transmiten partidos de Argentina.
ANIBAL: Dejate de joder, Tincho, con el internet y el cable, no me vengas con que es lo mismo que ir a la Bombonera… ¿Sabés? A veces pienso que no me fui con vos porque no me resignaba a no ir más a la cancha.
TINCHO (los textos que siguen podrán ser modificados de acuerdo a la actualidad): Allá sigo a los argentinos que juegan en Europa, en Francia no hay muchos así que veo el campeonato español. Sobre todo al Real Madrid, el mejor equipo del mundo.
ANIBAL: El Barsa los basurea siempre…Yo seguiría al Villarreal, ahí jugó Román. ¿Te acordás cuando íbamos a verlo al Román a las inferiores?
TINCHO (entusiasmado): ¿Cuándo le hizo el gol de sombrerito al arquero de San Lorenzo?
ANIBAL: Seguro que el arquerito ése se fue a su casa y no volvió a pisar una cancha de fútbol.
TINCHO: Allá mucho no les gustaba Román porque es un poco pecho frío. Allá les gustan los que corren mucho y ponen gamba.
ANIBAL: Hay muchos argentinos jugando allá.
TINCHO: Hay muchos argentinos haciendo de todo.
ANIBAL: Muchos afanando, como vos (ríen) Algún día se van a dar cuenta y te van a mandar de vuelta.
TINCHO (bromean, se manotean) Andá a cagar, grasún
ANIBAL: ¿Vos sabés la cantidad de gente que se fue de acá?
TINCHO: Un montón. Laburan de lo que pueden, de cuidacoches, de mozos, de cafishos
(LA INCLUSIÓN DE ESTE CHISTE CLÁSICO QUEDA A CRITERIO DEL DIRECTOR)
ANIBAL (riendo por anticipado) ¿Conocés el chiste del domador y los leones?
TINCHO: Me parece que sí.
ANIBAL: Igual te lo cuento (lo cuenta en medio de sus risas, a veces lo atragantan) Resulta que un argentino estaba allá y desesperado por conseguir un laburo entra a un circo y le pide al dueño que lo contrate. El dueño le dice que justamente se acababa de enfermar el domador y le ofrece que él lo remplace. El argentino acepta y le dan una silla y un látigo y lo meten la jaula. Te imaginás que está cagado de miedo y entonces empieza a descargar latigazos sobre los leones, fras y fras, hasta que uno de los leones le habla, te imaginás la sorpresa del tipo, y se da cuenta de que los leones son hombres disfrazados, y la voz le dice, “ ¡no pegués tan fuerte, boludo, somos todos argentinos!” (ANIBAL termina con una gran risotada. TINCHO en cambio permanece serio) 
TINCHO: No es gracioso, hay gente que la pasa muy mal.
ANIBAL: ¿Y por qué no vuelven?
TINCHO: ¿Te acordás cuando fuimos al Tigre y nos largamos a cruzar el río y tuvimos que pedir que nos fueran buscar en un bote porque no teníamos fuerza para volver? No es fácil.
(Silencio)
ANIBAL: ¿Te acordás de la barra que nos juntábamos para jugar a la pelota en la canchita del club Virtudes?
TINCHO: Cómo no me voy a acordar, Aníbal, creo que es lo que más extraño.
ANIBAL: ¿Cuántos éramos?
TINCHO:  Alcanzaba para un fútbol cinco y nos teníamos que turnar porque siempre sobraban dos o tres.
ANIBAL: Ahora con suerte alcanza para jugar al truco de gallo  y tomar birra, nada más. Mirá (señala su vientre voluminoso),  este embarazo te lo debo a vos y a los otros que se las tomaron.

 


(TINCHO disca el teléfono)

TINCHO: Hola, ¿está el señor Raúl? … ¿El presidente? No, Raúl Tezanos… Ah, es el presidente… Fuera de la empresa… Dígale que lo llamó su hermano, sí, Tincho… que lo voy a volver a llamar… no, yo lo vuelvo a llamar, gracias… (cuelga, burlón) “Presidente”, siempre el mismo chanta (permanece pensativo, serio)

 


(TINCHO Y ANÍBAL)

TINCHO: El Rulo también se fue.
ANIBAL: A Méjico, a trabajar en el restaurante de un primo. Se fue con la patrona y los pibes. Pero ya
volvió. Varios volvieron. El gordo Mejía, ¿te acordás del gordo Mejía?
TINCHO (algo molesto): ¿Cómo no me voy a acordar del gordo Mejía?
ANIBAL: Hace tanto que te fuiste… Levantó campamento de un día para otro y se fue a los Estados Unidos porque le dijeron que allí están tan avanzados tecnológicamente que ya no hay soldadores, que cuando se necesitaba uno no había. Y el gordo era una fiera soldando.
TINCHO: Y el Chueco. ¿Vos sabés que cuando me acuerdo de él me río solo?. ¿Te acordás cuando le metió un sapo en el escote a la Flaca Quiroga? (ríen) ¿Y cuando le pinchó las gomas al referi que nos bombeó en aquella final contra los de La Plata? Me hacía cagar de risa.
ANIBAL: Ése se fue a Francia, igual que vos. Pero a él le fue mal, pobre Chueco.¿No te escribió?
TINCHO: No.
ANIBAL: Qué raro…Me pidió  tu mail. Le habrá dado vergüenza. Está muy mal, se quiere volver y no tiene guita. No consiguió laburo, le hicieron lío con los papeles, la mujer extraña y llora todo el día, encima el pibe se cayó de la bici y le quedó mal una piernita. Estamos pensando en hacer una colecta.
TINCHO: Si hay que poner avisame que yo pongo.
ANIBAL: Además él quemó las naves, vendió el departamento, el coche, todo. Aquí nadie te espera con los brazos abiertos, nadie. Vos apostaste y se te dio, a él la taba le salió culo.

 


(NORITA Y TINCHO. Se besan apasionadamente. Luego se van despojando de la ropa hasta quedar desnudos. Entonces hacen el amor)

NORITA (encendida de pasión) Te entiendo, Tincho, tanta felicidad da miedo, por eso te escapaste (se visten)
TINCHO (enamorado): ¿Cómo pude…?  (se interrumpe)
NORITA: A propósito, te voy a llevar a un lugar donde hacen helados, riquísimos, a la vista, podés aprender mirando cómo los hacen
TINCHO: ¿Helados? (algo extrañado)
NORITA: Sobre todo el de frutilla

 


(TINCHO Y ANÍBAL)

TINCHO (melancólico) Sabés, gordo, no es fácil vivir lejos. A veces se hace duro. Muy duro… ¿Podés creer? Una vez me pareció sentir el olor de una pizzería del centro, una de esas de Corrientes, y me puse a llorar, ¿sabés gordo? No podía parar de llorar. No me acordé de los viejos ni de los amigos  sino del olor de la pizzería. La saudade te ataca así, a traición, cuando no la esperás. Otra vez fue porque me estaba bañando en el mar y el frío del agua me hizo acordar a Mar del Plata. Te juro, Aníbal, casi me ahogo.
ANÍBAL:  A mí me pasa algo parecido pero al revés. A veces pienso qué carajos hago aquí en este país de mierda que todo el tiempo…
TINCHO (interrumpiendo): No digás país de mierda, gordo.
ANÍBAL : ¿Sabés que pasa? Es automático, digo este país y viene “de mierda”, están pegados, como Diego Armando y Maradona.  Bueno, está bien, retiro lo de la mierda, pero este país siempre  te pone a prueba, cada vez que te parece que estás pudiendo hacer pie ¡zas! viene una ola y te tumba… encima sabés que hay unos cuantos que se la están llevando con pala sin que nada ni nadie se los impida y vos te sentís el más pelotudo de los pelotudos porque ya no corre más eso de sentirse orgulloso porque sos honesto y trabajador (conmovido) En la Argentina Dios se murió hace mucho, ya ni los curas creen en eso, y como no tienen nada que hacer se garchan a los pibes. Entonces lo que te queda es fantasear con irte a España, a ver si la mala suerte no sabe nadar y no te sigue del otro lado del mar. O a Norteamérica, y que a la mala suerte la agarren en el camino los narcotraficantes colombianos y que no cuente el cuento (enfático) Vas en un colectivo como sardina en lata o te das cuenta que no vas a llegar a fin de mes y entonces por enésima vez decidís a dónde te vas a rajar. Y si alguien te comentó de Nueva Zelandia buscás información en Internet y te imaginás que los nuevozelandianos o como quiera que se les diga están desesperados por importar gordos pelotudos que se llamen Aníbal . Y tipos como vos, a los que les fue bien, alimentan esa esperanza.
TINCHO: Pero allá no te la hacen fácil, gordo.
ANÍBAL: Tendrá que ver con nuestros abuelos que nunca dejaron de extrañar lo que dejaron atrás, convencidos de que alguna vez iban a volver ricos a sus pueblos y los iban a recibir con fiestas… Nada de eso pasó y acá estamos nosotros, sus descendientes, sin saber cuál es nuestro lugar, si allá o acá, y gastamos nuestras vidas sin poder gozar de lo que tenemos porque estamos convencidos de que todo podría ser mejor en otro lugar. Si se hubieran quedado los que se fueron, si nos hubiéramos ido los que nos quedamos… 
TINCHO (con humor): Dale gordo, la filosofía no es para nosotros. Y no vas a conseguir hacerme sentir culpable por haberme ido.
ANÍBAL (bromista): Vos sos incapaz de sentirte culpable por nada, a la Norita la largaste en banda y no se te movió un pelo.

 


(TINCHO, MADRE y PADRE)

MADRE: ¿Emilia no volvió a quedar embarazada?
TINCHO: No.
MADRE: ¿Averiguaron por qué perdieron ese embarazo? Digo para tomar precauciones para el próximo.
TINCHO: No había mucho para averiguar, mamá.
MADRE: ¿Qué querés decir?
PADRE: Lo que yo sospechaba, vieja, un aborto provocado.
MADRE (entre afligida y disgustada): ¿Y por qué?
TINCHO: Porque no era momento para tener un pibe. Todavía estamos ubicándonos, tenemos muchas cosas para resolver todavía.
MADRE: ¿Cuánto tiempo más van a necesitar?. Además Emilia ya no es una piba.
TINCHO: Ya vendrán, no te aflijas. Pararse se me para y escupe bien, por ahí no hay problemas.
MADRE (ríe): Siempre fuiste un grosero.
PADRE: ¿Emilia aceptó?
TINCHO: Fue ella la más decidida. Y no hablemos más del asunto. Tu nieto tiene que esperar. Traeme una cervecita viejo, que me parece que las de acá tienen más cuerpo que las holandesas. Además es la mejor porque vos me la compraste especialmente (PADRE sale y vuelve con la cerveza y las copas).
PADRE: Nuestros futbolistas se hacen notar en Europa, ¿no es cierto?
TINCHO: En Francia están Pastore, Lisandro López… Bergessio (actualizar) Un día Pastore me vino a ver a la oficina porque quería que lo ayudara en algo. Es un muchacho muy serio, muy simpático.
PADRE: A veces vemos algunos partidos. Mantuvimos el cable porque a tu mamá le gusta ver la televisión española. Se sienta y llora pensando que vos y Emilia estarán mirando el mismo programa.
MADRE (disgustada, pellizca a PADRE): ¿Por qué le contás esas cosas? Mirá que en venganza le voy a contar cosas tuyas.
TINCHO: ¿Qué cosas?
PADRE: Macanas de tu madre (desvía): ¿Te sirvo más?
TINCHO (insiste): ¿Qué cosas?
MADRE: Que ayer volvió a sentirse mal
PADRE: Fue unos segundos, pasó enseguida, no fue nada.
TINCHO (afligido) ¿Fuiste al médico?
MADRE: Lo llevé a la fuerza
TINCHO: ¿Y?
MADRE: Le pidió unos análisis. Están para el viernes.

 


(TINCHO Y ANÍBAL ENTRAN DE LA CALLE, CONTENTOS, EUFÓRICOS. ENTONAN JUNTOS UN CANTITO DE LA HINCHADA DE BOCA)

ANIBAL: ¡Te quedaste ronco!
TINCHO (carraspea para aclarar su garganta): Un gol en el último minuto, nos salvó San Tarsicio o uno de ésos… che, ¿cuál es el santo de Boca?
ANÍBAL: Qué se yo… debe ser “san wich de chorizo”  (ríen)
TINCHO (relamiéndse) : ¡Qué bueno que estaba el choripán!  Me había olvidado del gusto, todavía lo tengo en la boca.
ANÍBAL: ¡Dos te comiste, dos! Te vas a pasar la noche cagando, y mañana también… Comerse un chorizo de cancha es una audacia, dos es un suicidio.
(Se ríen, toman cerveza)
TINCHO: Donde casi me muero de veras es en las escaleras, me resbalé y casi me caigo encima de los charcos de meo
ANÍBAL: Andá refinado, a vos te gusta lo de allá, todos sentados en butacas y nadie grita, lo más que hacen es agitar globitos… manga de tirifilos, maricones. Acá en cambio hay pasión, hay…
TINCHO: Pero sería mejor que mearan en los baños
ANÍBAL (riendo): ¿Alguna vez entraste en los baños de la cancha? Te tenés que despedir de la familia ante de entrar, te lo juro…
TINCHO: Otra, che, ¡qué buenas minas que hay aquí
ANÍBAL (pícaro): Te calentaste con la morochita, eh, confesalo
TINCHO: ¿Viste el culito que tenía? Culitos como ése no se ven París
ANíBAL: Se dio vuelta para sonreírte y te fuiste al mazo
TINCHO: No jodás, Aníbal, no estoy para eso
ANíBAL : El Tincho de antes no dejaba pasar una, las castigaba a todas, aunque más no fuera para mantener  el bien ganado prestigio en la barra.
TINCHO (algo triste): Pasaron muchas cosas, muchas
ANIBAL (bromista, hace el además de la erección peneana) Qué, el amiguito ya no…
TINCHO: Siempre hambriento, siempre cumplidor
ANíBAL (serio, afectivo): Por qué no volvés y te dejás de joder, Tincho
TINCHO (tocado): No puedo dejar todo lo de allá, la empresa, Emilia…

 


(TINCHO y PADRE, cantan a dúo las últimas estrofas  de un tango)

PADRE (contento) ¡Te acordaste de la letra!
TINCHO: ¡ Qué lindos que son los tangos, carajo!
PADRE: Siempre cantaste bien
TINCHO: ¿Qué hiciste con los ahorros que tenías? Me acuerdo que los guardabas en una maceta y te convencí de que los llevaras al banco.
PADRE: Sabés que nunca le tuve confianza a los bancos. ¿Y tuve o no razón?
TINCHO (divertido): ¿Todavía están en la maceta?
PADRE (sombrío): No, los invertí.
TINCHO: ¿Los invertiste?
PADRE: Se los dí a Aníbal.
TINCHO (extrañado): ¿A Aníbal?
PADRE: Tenía un amigo, un financista que le manejaba la plata a gente muy importante. Daba el cinco por ciento de interés mensual.
TINCHO (asombrado, desconfiado):  ¿Cinco por ciento? Es mucho.
PADRE: Los dos primeros meses Aníbal me trajo el dinero pero después desapareció.
TINCHO: ¿Aníbal?
PADRE: No, el tipo. Pobre Aníbal, estaba desolado. Tiene esperanza de que lo agarren y devuelva toda la plata. Ojalá… Es una lástima porque planeaba comprarme un autito para hacer mis trámites y para llevarla a tu madre a Quilmes. Tiene que tomarse dos colectivos y caminar cinco cuadras. Y con el tema de la inseguridad…
TINCHO: ¿Tenés algo firmado?
PADRE: Aníbal me explicó que estas operaciones financieras se hacen sin papeles pero insistí y por hacerme un favor me firmó algo (se dirige hacia un armario, abre un cajón y le entrega un papel, TINCHO lo lee rápidamente, muy serio, y lo guarda en el bolsillo interior de su saco)

 


(TINCHO Y NORITA)

NORITA: El de frutilla te sale un poco aguachento, sin duda el más rico es el de dulce de leche pero tiene poca salida. A los marroquíes nunca les gustó el dulce de leche, lo encuentran empalagoso.
TINCHO (preocupado): Norita, ¿que más sabés?
NORITA: ¿Además de la heladería que pusiste en Nanterre, en pleno barrio de inmigrantes? Que después de llegar no estabas en la Riviera Francesa, haciendo buenas relaciones, sino puteando al primo de tu madre y trabajando en la cosecha de uva en Burdeos.
TINCHO (serio, temeroso): ¿Cómo te enteraste?
NORITA: Ay, Tincho, siempre fuiste un ingenuo, mejor dicho siempre pensaste que los demás somos tontos. ¿Querés saber qué mas sé? Que Emilia te abandonó por su jefe, que no es australiano sino un gallego de Galicia que tiene un restorán en La Coruña donde ella trabaja de camarera y aparentemente tienen una relación. Ella pasó de no quererte a odiarte. Me parece que tiene bastante razón, la sacaste de aquí para llevarla a un infierno. También sé que pudiste comprarte una motito, o un ciclomoteur, como los llaman allá, que te es muy útil para hacer el delivery, y que alguna vez, si los moros de Nanterre se deciden por fin a tomar helados, podrás comprarte un coche usado para ir de vez en cuando a París. Otras cosas no las sé pero no es difícil imaginarlas, por ejemplo que venís ahorrando desde que te fuiste para comprar el pasaje y  que sacaste un crédito en “Uniprix” para comprar estas valijas bastante elegantes, imitación de las Vuitton, y para traerles algún regalito a tus padres. Y que llamás los domingos porque las comunicaciones cuestan la mitad…Ah, hay algo de todo lo que contás que es cierto, en eso no mentiste.
TINCHO: ¿En qué?
NORITA: En lo del aborto. Cien por cien cierto
TINCHO: Sos un demonio, ¿ves que tuve razón en rajarme?
NORIA (lo pellizca) ¿Querés que te cuente de Raúl?
TINCHO: Está en Mendoza…
NORITA: El dueño de la bodega era gay, se enamoró de tu hermano, lo hizo socio…
TINCHO (azorado): Raúl es …
NORITA: ¿Gay? Sí. Siempre lo fue. ¿A dónde crees que iba por las noches con su amigo Lucho mientras vos te acostabas temprano para tener contentos a tus padres?. Después el tipo se murió y Raúl se quedó dueño de todo.
TINCHO: Presidente…
NORITA: El pobrecito al que no le daba la cabeza para estudiar resultó ser un buen administrador y tiene un Audi de los grandes y una casa de dos pisos en Chacras de Coria.
TINCHO (muy sorprendido): ¿Tenés algo más para contarme antes de que me desmaye?
NORITA: Que yo sé cuál es tu principal actividad en Nanterre.
TINCHO: ¿Cuál?
NORITA: Mandar mails a la Argentina contando las virtudes de París, tus viajes a Mykonos, tus almuerzos con personalidades como Bill Gates, los modestos regalos que le comprás a Emilia y los fastuosos para la otra que sugerís y no nombrás… horas en la computadora. Conozco por lo menos diez personas a las que les mandás un mail por semana. Por eso Raúl no te contestó más, se hartó de las mentiras que contás, se cansó de que lo trataras como un boludo. Bueno, me voy (señala un mueble) En el primer  cajón hay un sobre, leelo

 


(TINCHO Y MADRE)

TINCHO (muestra el contenido del sobre): ¿Esto es de papá? (MADRE asiente con tristeza) ¿Por qué no me lo dijiste?
MADRE: Me hizo jurar que no te lo diría.
TINCHO: ¿El lo sabe? ¿Conoce este diagnóstico?
MADRE: Lo sabe desde el primer día porque llamó al doctor haciéndose pasar por un hermano.
TINCHO: ¿Cuánto tiempo?.
MADRE: El viernes pasado
TINCHO: No, te pregunto cuánto le queda.
MADRE (conmovida) ¡Ay, Tincho, no lo digas así!
TINCHO: Disculpame
MADRE: No se sabe, pero suelen ser veloces. Y dolorosos.
TINCHO: ¿Está bien atendido?
MADRE (suspira): Como te imaginás cuando se quedó sin trabajo perdió la obra social. Vamos al hospital donde hay que ir de madrugada para pedir turno y después esperar horas. Por suerte lo atiende un médico muy bueno que le consigue algunos remedios.
TINCHO: Los remedios para estas cosas son muy caros.
MADRE: Para nosotros todo es caro.
TINCHO (rabioso): ¡Qué injusticia, tanto hijo de puta que goza de buena salud y un gran tipo como el viejo…!
PADRE (entra): ¿De qué están hablando?
MADRE (reponiéndose): De la pena que nos da que se vaya
PADRE: El tiempo se hizo muy corto
MADRE: Yo me voy a apurar con la viejita así vuelvo temprano.
PADRE: Yo tengo que hacer un solo trámite, no voy a tardar.
MADRE (severa): Por lo menos mientras esté tu hijo no te distraigas y te demores, que después pasa lo que no tiene que pasar
PADRE (TINCHO hace señal de no entender): Son cosas de tu madre, los años no pasan en vano (bromista), la menopausia.
MADRE (entre enojada y pícara): Te voy a dar menopausia, no te hagás el vivo.
PADRE (a TINCHO) Las cervecitas están en la heladera, ya sabés.

 


(TINCHO)

TINCHO (habla por teléfono): Hola sí, por favor con el presidente… sí, por favor… dígale que habla Tincho, el hermano… el que estaba en Europa, en realidad en España… gracias… (alegre) ¡Raúl, cómo estás!…sí, Tincho… tanto tiempo…me contó Norita que estás muy bien, hecho un bacán, te felicito… no te preocupes por eso, yo tampoco me hubiera contestado … los escribía para que los viejos no se preocuparan y de vago te mandaba una copia para vos … la crisis allá es jodida y barrió con muchas cosas, yo todavía me sostengo pero… los viejos bien, bueno, no tan bien, papá con problemas de salud bastante serios, ya te va a contar la vieja… ¿te casás? ¡felicitaciones!… con quién te casas, seguro que es la mina más linda de… Romualdo… disculpame, sí, me enteré que (no sabe como seguir)… puto, no (ríe)… homosexual que es más fino… te gusta más gay, entonces gay… ¡qué bueno que lo hayas asumido!… lo del closet, sí… yo soy un pelotudo y todavía no lo asumí (ríe, contento) debe de haber un closet para pelotudos, todavía no encontré la manija 

 


(TINCHO Y NORITA)

NORITA: Ya está, la comedia ya terminó, ahora podés relajarte y dejar de fingir (TINCHO, desolado, se cubre la cara con sus manos)  ¡Heladería “La Pampa”! ¿No se te ocurrió algo más original?
TINCHO: No revuelvas la herida, Norita
NORITA: ¿Qué hacés allá?
TINCHO: Me lo preguntás por preguntar porque estoy seguro que lo sabés… me aburro bastante. Hay una barrita de argentinos que nos juntamos a tomar mate y jugar al truco. Un uruguayo, también.
NORITA: Escuchan tangos, vos siempre te cantás alguno. y siguen el campeonato argentino. Una joda bárbara.
TINCHO: Por lo menos no ando con la camiseta del seleccionado todo el día como otros. Algunos duermen con ella, aunque no me lo creas.
NORITA: Con la de Boca sí.
TINCHO (avergonzado): Me la pongo para hacerlos rabiar a los gallinas. Hay tres o cuatro que…
NORITA (tierna, le pone un dedo sobre los labios para hacerlo callar) Tinchito de mi alma  ¿qué vas a hacer?
TINCHO (triste): Lo acepto, me equivoqué, fui a buscar afuera lo que estaba aquí. Es como cuando vas a comer puchero a  un restorán, pagás una fortuna, y te das cuenta que el mejor puchero es el que te hacen en tu casa.
NORITA (lo abraza con ternura): Tenés muchas ganas de volver, confesalo…
TINCHO (triste): Sí, muchas, muchísimas, pero me sería más fácil si me hubiera ido a España, mismo a Italia, por el pretexto de la crisis, pero Francia… pero además ¿quién te espera acá, quién te garantiza un laburo, algo de dónde agarrarte? Además no puedo tirarles mi fracaso en la cara, les haría daño.
NORITA: ¿A quién, a tus padres? Oíme, a ver si pensás con esa cabecita, ellos son socios de tu fracaso, como vos lo llamás, ellos te metieron en la cabeza lo del estudio, el éxito y esas cosas, tendrías que haberlos visto y escuchado cómo presumían del hijo que triunfaba en París, no decían Europa ni Francia. ¡París! Ellos son los principales responsables. Aunque en este momento, abrazado a una mina como yo que te sigue queriendo a pesar de todo, no das la imagen de un fracasado.
TINCHO (angustiado) : Por favor, Norita, te lo ruego, no les cuentes nada
NORITA: ¿A quiénes?
TINCHO: A mis padres
NORITA : Ya lo saben, Tincho. Siempre lo supieron.
TINCHO (asombrado): ¿Lo de la heladería, lo del jefe de Emilia, lo del ciclomotor, todo?
NORITA: Todo.
TINCHO: Pero, ¿cómo?
NORITA: Siempre hay alguien que cuenta lo que uno no quiere que los demás se enteren. Es una ley de la vida.
TINCHO: ¿Por qué me ocultan que saben todo?
NORITA: Tincho, yo lo aprendí, es hora de que vos también lo aprendas: el amor familiar es un revoltijo de engaños, mentiras y disimulos.
TINCHO (hace eco): Engaños, mentiras y disimulos…
NORITA: Pero es amor. Así se ama aquí. Vos les mentís a tus padres porque los amás y entonces les regalás el hijo exitoso con el que siempre soñaron. Y ellos te quieren tanto que te mienten para que puedas volver sin confesar tu fracaso… Un motivo heroico, altruista… (se queda mirando a TINCHO en silencio, dándole tiempo a que entienda) 
TINCHO (iluminado, comprende): ¡Me mienten, hacen lo mismo que yo!… Entonces, la enfermedad del viejo…
NORITA: Como un roble, fuerte como un roble. Es el pretexto para que vuelvas.
TINCHO: ¿Lo de la receta, el diagnóstico?.
NORITA: El doctor Motta, así pagó una changa municipal. Tu padre tiene el colesterol mejor que vos. De vez en cuando le duelen las rodillas, nada más. Los trámites fuera de casa los hace muy bien, sus erecciones son todavía firmes.
TINCHO (azorado): Querés decir que el viejo… a la vieja…
NORITA: Siempre, desde que se casaron. Mientras vos estabas afuera tu viejo tuvo un hijo extramatrimonial
TINCHO (azorado) Un hijo, papá… ¿y mamá qué hizo?
NORITA: ¿Qué podía hacer tu madre, una casi anciana, dependiente económicamente?
TINCHO: Lo perdonó
NORITA: ¿Perdonar? ¡jamás! Apretó los dientes, tiró para adelante y se venga hiriéndolo cada vez que puede
TINCHO: ¿Y el pibe?
NORITA: ¿Tu hermanito? Pupilo
TINCHO (va comprendiendo): Ensenada…Entonces lo de la subgerencia de Aníbal…
NORITA: La empresa quebró poco tiempo después que te fueras y Aníbal quedó en la calle. Pero tus padres lo convencieron de que se mostrara ante vos como alguien exitoso, para que pensaras que si a un tipo limitado como él le iba bien, a vos… Trabaja de remisero trucho
TINCHO: El Peugeot 504… 
NORITA: No te enojes demasiado por lo de la plata de tus padres, lo hizo de tonto, estaba en la lona y pensó que le iba a ser fácil devolvérselos…
TINCHO: Pero no se la va a llevar de arriba… (ansioso, enamorado) Escuchame,  lo de que me querías, o que me querés, ¿también entra en lo de los engaños, mentiras y no sé qué mas?
NORITA (lo besa apasionadamente en la boca): Si aprendiste la lección es posible que no sea cierto. Pero quizás seamos capaces de mentirnos tan bien que lleguemos a ser felices juntos (fingiendo solemnidad) Señor Tincho, eso lo va a tener que averiguar por su cuenta. Claro que ese trámite lo va a tener que hacer aquí.

 


(TINCHO Y MADRE)

MADRE (conteniendo el llanto): Tratá de que no pase tanto tiempo antes de tu próximo regreso.
TINCHO (firme, en voz baja): Escuchame vieja, escuchame bien: estoy muy preocupado por la enfermedad de papá, muy preocupado. Ya he decidido que si le pasa algo yo largo todo allá y me vengo, ¿me entendés? Largo todo y me vengo, largo la fábrica, el RCZ, Emilia, la casa, todo. Al día siguiente estoy aquí, hay varios vuelos todos los días. No tengas reparos en mandarme un mail, o me llamás por teléfono si papá desmejora, no es necesario que esté agonizante, basta con que un día se sienta mal, que se maree como el otro día, yo lo amo, le estoy muy agradecido por todo lo que vos y él me dieron y me parece lógico que yo vuelva para cuidarlo y para acompañarlo en la última etapa de su vida.
MADRE (lo besa emotivamente): Gracias, Tincho, no sabés lo contenta que me ponés.
TINCHO (muy enfático) ¿Me escuchaste bien, no? Largo todo y me vengo.

(Entran PADRE Y ANÍBAL)

PADRE: La próxima vez vení con Emilia, a ella también la extrañamos.
ANIBAL (alegre): Y avisá con tiempo así organizamos algo con la barra.
TINCHO (a ANIBAL con dureza): ¿Te acordás que me hiciste un ofrecimiento, que podía disponer de tu auto como si fuera mío?. Y sé que vas a cumplir porque sos un bostero de ley y no un bostero del cinco por  ciento (intencionado) ¿Entendiste? No sos de esos que se quedan con la guita de la buena gente.
ANÍBAL (sorprendido, acorralado): ¿Qué querés decir?
TINCHO: Que todos los días la vas a llevar y a traer en tu auto a mamá a Quilmes a cuidar a la viejita y al viejo lo vas a llevar y traer de sus trámites
MADRE: Pobre Aníbal, ¿cómo se va a molestar así? (TINCHO mira a ANÍBAL esperando su reacción)
ANÍBAL (muy incómodo): No es molestia, señora, es una promesa que le hice a su hijo y la voy a cumplir.
TINCHO: Y entre bosteros si las promesas no se cumplen el castigo es terrible. La cárcel, por ejemplo (le muestra el papel que asoma en el bolsillo interior de su saco)
MADRE: Llamó Raúl y te mandó un abrazo y que te siga yendo bien en España, que algún día te va a ir a visitar.
TINCHO: Decile al vagueta ése que me escriba, que no le cuesta nada, que si no voy a creer que se la pasa el día en pedo catando los vinos de la bodega
PADRE: No te demores, andá con anticipación por si hay algún problema en Ezeiza.
TINCHO: Espero llegar a tiempo para la combinación con Estocolmo. Tengo que inaugurar el symposium internacional.
MADRE: ¿Hablás en alemán?
PADRE (irónico) Que yo sepa Estocolmo siempre estuvo en Suecia
MADRE (amoscada) No te hagás el vivo que nunca me llevaste a Europa, en cambio mi hermano la lleva a la Nancy todos los años.
PADRE (a TINCHO) El contrabandista
TINCHO (a MADRE) En las reuniones internacionales se habla en inglés.
MADRE: ¿Te acordás cómo te insistíamos para que aprendieras inglés? Tomabas clases con la señora Gladys, en la otra cuadra.
TINCHO (sonriente) Sabía tanto de inglés como yo de pakistaní pero tenía una prima que se había casado on un irlandés
MADRE: No seas malo, nos cobraba muy poquito 
TINCHO (serio) Y vos, vieja, acordate de lo que hablamos. Yo voy a estar muy atento.
PADRE: ¿De qué hablan? Secretos en reunión, mala educación
MADRE: Que vos no andes de aquí para allá, haciendo lo que no debés hacer, que respetes tus años
PADRE: Tu madre aprovecha cualquier ocasión para pasar sus avisos
TINCHO (cordial) Un poco de razón tiene, viejo, a ver si te sosegás un poco (le guiña el ojo)
PADRE (sirve cerveza): Bueno, ahora el brindis del estribo. Yo brindo porque te termines de convencer que la cerveza nuestra es mejor que la de allá.
TINCHO (enfático) Y ahora ¡el tango del estribo! (PADRE y TINCHO cantan conmovidos)
MADRE (emocionada, muy tierna) Perdonanos si te hicimos algún daño (TINCHO la braza y la besa)
ANÍBAL (muy cordial): Que nunca dejes de ser bostero
TINCHO: Brindo porque nos sigamos queriendo. Como sea. Como hasta ahora (a ANIBAL, en un susurro al salir) Andá reservando cancha

 

FIN
  
 









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