VERDADES SOBRE EL INSTITUTO DE REVISIONISMO HISTÓRICO

El Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano “Manuel Dorrego” , que me honra con su presidencia, ha sido objeto de comentarios equívocos que merecen aclaración:

  1. No ha sido creado por este gobierno con fines inconfesables sino que la Señora Presidenta le ha hado carácter oficial e institucional a una corriente historiográfica que data de mucho tiempo atrás, sumándose a los Institutos Nacionales existentes, que llevan los nombres de San Martín, Belgrano, Rosas, Juan Perón, Eva Perón, al que ahora se agrega el del gran Manuel Dorrego
  2. Entre los antecesores pueden nombrase a nacionalistas populares, peronistas, y a representantes de la izquierda nacional, como José María Rosa, Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz, Fermín Chávez entre los primeros, y Manuel Ugarte , Jorge Abelardo Ramos, Hernández Arregui entre los segundos..
  3. El objetivo, en sus inicios, fue el de revisar la historia liberal escrita por Bartolomé Mitre y Vicente Fidel López, nuestros historiadores fundacionales. Han pasos muchos años desde finales del siglo XIX y hoy el “antimitrismo”no es nuestro eje doctrinario sino el cuestionamiento a los desvíos y enmascaramientos del liberalismo historiográfico de hoy.. 
  4. La actividad del Instituto es “ad honorem” en todos sus miembros y no representa ningún gasto para el Estado. 
  5. La crítica proviene de ciertas cátedras de Historia de la Uba, que inexplicablemente reaccionan como si vieran amenazada su posición de privilegio. Nuestro Instituto no se propone   desplazar a ninguna orientación ni cátedra historiográfica sino debatir con altura y así llegar a coincidencias y disidencias. 
  6. El temor a que se instituya un “pensamiento único”en la historia argentina sobrevalora nuestro poder, adjudica intenciones inexistentes y obra como “bumerang” pues es la historia consagrada la que ha gozado de muchos años de ser la única historia enseñada y difundida, la incuestionable, la “natural”.
  7. Nada más lejos que “lavar las cabezas” de nuestras niñas y niños  imponiéndoles una nueva historia funcional al gobierno. Lo que es perceptible es que, sin proponérnoslo, el interés de alumnos y profesores por la versión nacional, popular y federalista, que se traduce en el éxito de libros, documentales y films de nuestra orientación, ha determinado graduales cambios en los textos escolares que no sustituyen a la historia tradicional sino que la enriquecen.
  8. Es natural que el revisionismo histórico crezca en gobiernos peronistas porque coinciden en su esencia nacional y popular. 
  9. Se critica que carezca de “historiadores formados” lo cual es una falacia porque los hay y muy descatados entre nuestros miembros, algunos titulados en el extranjero. No se me escapa que tal comentario va dirigido en mi contra pues soy médico, aunque mi pasión por la historia me ha llevado a una intensa formación  por fuera de los claustros universitarios. 
  10. Se nos endilga ser “divulgadores” como si ello fuera algo malo, con lo que se ofende a aquellos que se han ocupado de llevar la Historia más allá de los límites de lo académico haciéndolo accesible para la gente. En ese campo reconocemos como maestro a alguien con quien no coincidíamos en todo pero que contaba con nuestra admiración: Félix Luna.
  11. Se insiste en injuriarme porque pasé del radicalismo al peronismo, y ya embanderado en este movimiento participé, como la inmensa mayoría de los peronistas, en el gobierno del Dr Menem, en mi caso hasta que se planteó la re-reelección;  también es cierto que no puedo disimular mi simpatía por acciones de actual gobierno. Nada de todo ello me resulta cuestionable, sobre todo porque todos ellos fueron gobiernos democráticos, blasón que no pueden ostentar no pocos de mis críticos.   
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